"Recibí insultos, amenazas... hasta me animaban a suicidarme. Fueron las peores semanas de mi vida"
Nicolás Alcalá, cineasta, director de 'El cosmonauta', fue víctima de acoso digital como consecuencia de unos desafortunados comentarios que hizo en Twitter.
Un día de 2012 llegó a la productora de Nicolás Alcalá un e-mail de un chico que buscaba trabajo. El correo era un cortapega impersonal. Y Alcalá decidió tuitearlo como ejemplo de lo que no se debe hacer cuando alguien envía su currículum. «Pero mi respuesta fue cínica, hiriente, muy gilipollas...». El asunto se convirtió en viral. Alcalá se disculpó públicamente. Pero no sirvió para atajar una avalancha de insultos y amenazas ni el hackeo de sus cuentas. «Había gente que me animaba a suicidarme». El odio no solo iba dirigido contra él, también contra sus socios, familiares, amigos... «Fueron las peores semanas de mi vida: no comí, no dormí. He pensado mucho sobre lo que pasó. Creo que fue un problema de falta de empatía». Primero, por su parte. Y, luego, hacia él. La empatía reflexiona Alcalá depende en gran medida de la química corporal, de la oxitocina y de las neuronas espejo, que nos hacen sentir lo que sienten los otros. En un encuentro personal, cara a cara, funcionan. Delante de una pantalla, no tanto... «Yo ahora soy muy sensible a los 'trols', a los comentarios hirientes. Y mi manera de postear y de contestar ha cambiado. Intento ser constructivo».