El turismo, la banca y la salud son –
junto con el sexo – los sectores con más solicitud de información digital del
mercado. Los dos primeros han reaccionado de forma rápida ofreciendo no
solo información, sino también interacción digital con sus clientes y/o
usuarios. A través de los ordenadores, en un principio, y ahora ya mediante los
dispositivos móviles (teléfonos y tablets), se puede
realizar casi todo de una forma digital, desde consultar información, cotejar
precios, reservar, cancelar, emitir tarjetas de embarque, consultar cuentas,
hacer transferencias, pagar en efectivo…
La salud no ha seguido el mismo
ritmo. Aunque se calcula que aproximadamente el 50% de las personas conectadas
ahora mismo a internet están buscando, directa o indirectamente, información
sobre salud, los procesos de “consumo” de salud no se han digitalizado con la
misma rapidez que en los otros dos sectores. Seguramente por las limitaciones
legales y técnicas con las que se enfrenta, pero también es cierto que muchas
veces dichas limitaciones han creado un estado de precaución a la hora de
enfrentarse y plantearse nuevos formatos de digitalización en la comunicación
que ha ralentizado el proceso.
Una vez hecho el salto del ordenador
a las tablets y teléfonos, el formato más utilizado ha
sido la aplicación móvil (apps) y el mercado se ha llenado de apps gratuitas y
de pago para controlar el peso, la respiración, la medicación, la alimentación…
pero poco más. Y de repente nos encontramos con iniciativas como el filtro de Snapchat que
detecta el retinoplastoma y que da un salto cualitativo
incorporando dos novedades:
1.
No da información de la patología, no ofrece testimonios, ni ayudas al
control de la enfermedad. Va directamente a la posibilidad de un diagnóstico.
2.
No utiliza ni el ordenador, ni una app. Utiliza el móvil y una de las
redes de contenido más efímeras y con más en auge en este momento – Snapchat- y
usando sus propios filtros.
Decía Hipócrates que “sanar
es una cuestión de tiempo, pero a veces también es cuestión de oportunidad”.
Hace unos 25 años conocí un iraní que vino a Europa para estudiar formas de
diagnóstico y atención de pacientes de forma virtual y poder así acercar la
salud a la población rural. En aquel momento me pareció un iluminado. Ahora ha
llegado la oportunidad de la que habla Hipócrates, al menos con el
retinoblastoma.
Lo que plantea esta campaña es ir más
allá de la comunicación. Es utilizar las redes sociales también para
comunicarnos con nuestros públicos, referenciarnos como líderes en innovación y
preocupados por nuestros pacientes, crear relaciones y vínculos emocionales…
pero sobre todo plantea acercar la medicina a la población. Porque a lo mejor
será cierto lo que aseguraba el Premio Nobel Albert Schweitzer, que “el
doctor del futuro será uno mismo”.
Por: Mònica Costa Trachsel, gerente
de salud de LLORENTE & CUENCA
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